Reseña | Te Esperaré Toda Mi Vida, Megan Maxwell





Montse y sus amigas Julia y Juana son tres españolas que residen en Londres  quienes, para olvidarse de su estresante día a día (y para ayudar a que Montse supere la ruptura con un novio traicionero), escapan de viaje de chicas a Edimburgo. Las mágicas tierras escocesas les sorprenderán más de lo que esperaban y cambiarán el rumbo que tenían planificado por uno mucho más tentador. Y, aunque allí donde van a ir a parar no tendrán ni crema de manos ni cobertura del móvil, a cambio encontrarán un castillo, highlanders apasionados e, incluso, un eterno amor que nunca se apaga.


                                                        

Montse, Juana y Julia, son tres amigas muy unidas que un día, tras estar de viaje por Escocia, terminan viajando en el tiempo al siglo XVII. Desde un inicio, las tres chicas emprenden una serie de aventuras que terminan llevándolas al Castillo de Elcho, hogar de la familia Carmichael y del Duque de Wemyss, el hombre que desde la infancia de Montse ha abrumado sus sueños.

Allí, los dos descubrirán que a pesar del disgusto que se profesan el uno por el otro, el amor es más fuerte, pero para poder estar juntos es preciso que se rompa la maldición que la hechicera Keeva Raeburn lanzó contra la familia, o de lo contrario no podrán ser felices.

Pero además de la maldición Carmichael, las chicas, principalmente se enfrentarán a Lady Rose, líder del Clan O'Callahan y mujer que desea desposar al Duque de Wemyss.

Montse, Juana y Julia, deberán aprender a vivir en el siglo XVII y lo que ello conlleva, fuera de lo conocido y lejos de tener comodidades. Allí conocerán amigos, amores y gente que necesitará de ellas, de su fuerza y de sus conocimientos.


Opinión personal.

Miren que esto de las historias de viajes en el tiempo y los highlanders me agradan y tienen mucho potencial, pero simplemente esta historia lo desaprovechó, y les juro que tenía grandes expectativas con Te Esperaré Toda Mi Vida.

El inicio, a mi gusto, fue lo más rescatable, de entrada se nos da un vistazo de una maldición que ha sido lanzada por una hechicera, y que creí que tendría potencial, pero igual, el gusto por tener como trasfondo la maldición, duró poco.

A partir de ahí, lo que vamos a ver es un previo de porqué las chicas deciden viajar a Escocia, y desde ahí, la historia me pareció que ya rayaba en lo absurdo.

Desde el inicio, ninguna de las tres protagonistas llamó mi atención, ni tampoco sentí empatía por ellas, por el contrario, me cayeron mal.

Montse, la protagonista, me resultó muy falsa, siempre queriendo tener la última palabra y hablando cuando no debe; es demasiado impulsiva e imprudente.

Juana o la canaria como la autora suele referirse a ella, se pasa la mayor parte del tiempo menospreciándose a sí misma, siempre comparándose con las demás sobre todo con las mujeres hermosas, y lo que me colmó la paciencia es que siempre que hablaba utilizaba la frase "mi niña, mi niño". Mi niña esto, mi niña aquello, ¿cómo crees mi niña? ¿estás bien mi niña?, ¿qué haces mi niña? y así durante todo la historia.

Julia parece ser la más centrada de todas, la más ecuánime pero que al igual que Juana se la pasa diciendo "mi Pepe" (su esposo), mi Pepe esto, mi Pepe aquello, mi Pepe allá, mi Pepe acá...

Por si eso no fuera poco, en conjunto, son peor, la historia pierde credibilidad cada vez que ellas, estando incluso en el pasado, quieren comportarse como si estuvieran en el siglo XXI, cantan, bailan, hablan, actúan, coquetean, juegan como mujeres actuales como si nada; es decir, no hay coherencia en la historia y menos cuando las tres deciden cambiar sus nombres por Cindy Crawford, Paris Hilton y Norma Duval. Vaya.

Otra cosa que no me ha gustado ha sido el lenguaje que la autora ha decidido usar, si bien las chicas hablan en inglés, en todo momento utilizan sus expresiones en español, y lo peor, no mesuradas, en pleno siglo XVII lo que provoca que ellas digan las palabras, alguien más pregunte que significan y ellas vuelvan a decir la palabra para explicarlas. Ese ritmo se vuelve cansado.

Del rigor histórico ni hablar. Se sentía que era historia actual que simplemente se desarrollaba en un castillo y en el campo.

A mitad del libro la historia retoma agilidad con la inclusión de más personajes, pero de repente algunas situaciones concluyen con tanta premura que no lo disfrutas, lo mismo con algunos personajes cuya evolución sucede a la velocidad de la luz para concluir con un todos felices y contentos para siempre.

En conclusión. Para mí, es un libro para pasar el rato.













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